HISTORIA INTRODUCCION


La historia de la medicina es la rama de la historia dedicada al estudio de los conocimientos y prácticas médicas a lo largo del tiempo. Desde sus orígenes, el ser humano ha tratado de explicarse la realidad y los acontecimientos trascendentales que en ella tienen lugar como la vida, la muerte o la enfermedad. Las primeras civilizaciones y culturas humanas basaron su práctica médica en dos pilares aparentemente opuestos: un empirismo primitivo y de carácter pragmático (aplicado fundamentalmente al uso de hierbas o remedios obtenidos de la naturaleza) y una medicina mágico-religiosa, que recurrió a los dioses para intentar comprender lo inexplicable. Con Alcmeón de Crotona, en el año 500 a. C., se dio inicio a una etapa basada en la tekhne ("técnica"), definida por la convicción de que la enfermedad se originaba por una serie de fenómenos naturales susceptibles de ser modificados o revertidos. Ese fue el germen de la medicina moderna, aunque a lo largo de los siguientes dos milenios surgirán otras muchas corrientes (mecanicismo, vitalismo...) y se incorporarán modelos médicos procedentes de otras culturas con una larga tradición médica, como la china. A finales del siglo XIX los médicos franceses Bérard y Gubler resumían el papel de la medicina hasta ese momento: "Curar pocas veces, aliviar a menudo, consolar siempre". La medicina del siglo XX, impulsada por el desarrollo científico y técnico, se fue consolidando como una disciplina más resolutiva, aunque sin dejar de ser el fruto sinérgico de las prácticas médicas experimentadas hasta ese momento: la medicina científica, basada en la evidencia, se apoya en un paradigma fundamentalmente biologicista, pero admite y propone un modelo de salud-enfermedad determinado por factores biológicos, psicológicos y socioculturales.


La "tierra entre dos ríos" albergó desde el Neolítico a algunas de las primeras y más importantes civilizaciones humanas (sumeria, acadia, asiria y babilónica). En torno a cuatro mil años antes de Cristo se establecieron en este territorio las primeras ciudades sumerias y durante más de tres mil años florecieron estas cuatro culturas, caracterizadas por el empleo de un lenguaje escrito (cuneiforme) que se ha conservado hasta nuestros días en numerosas tablillas y grabados. Es precisamente esa capacidad de transmisión de la información, científica, social y administrativa, a través de un sistema perdurable lo que determinó el desarrollo cultural de los primeros asentamientos sumerios, y lo que permitió a los historiadores posteriores reconstruir su legado.
El principal testimonio de la forma de vida de las civilizaciones mesopotámicas se encuentra en el
código de Hammurabi, una recopilación de leyes y normas administrativas recogidas por el rey babilónico Hammurabi, tallado en un bloque de diorita de unos 2,50 m de altura por 1,90 m de base y colocado en el templo de Sippar.[6] En él se determinan a lo largo de trece artículos, las responsabilidades en que incurren los médicos en el ejercicio de su profesión, así como los castigos dispuestos en caso de mala praxis.
Gracias a este texto y a un conjunto de unas 30 mil tablillas recopiladas por
Asurbanipal (669-626 a. C.), procedentes de la biblioteca descubierta en Nínive por Henry Layarde en 1841 ha podido intuirse la concepción de la salud y la enfermedad en este período, así como las técnicas médicas empleadas por sus profesionales sanadores. De todas esas tablillas unas 800 están específicamente dedicadas a la medicina, y entre ellas se cuenta la descripción de la primera receta conocida.[7] Lo más llamativo es la intrincada organización social en torno a tabúes y obligaciones religiosas y morales, que determinaban el destino del individuo. Primaba una concepción sobrenatural de la enfermedad: esta era un castigo divino impuesto por diferentes demonios tras la ruptura de algún tabú. De este modo lo primero que debía hacer el médico era identificar cuál de los aproximadamente 6000 posibles demonios era el causante del problema. Para ello empleaban técnicas adivinatorias basadas en el estudio del vuelo de las aves, de la posición de los astros o del hígado de algunos animales.[8] A la enfermedad se la denominaba shêrtu. Pero esta palabra asiria significaba, también, pecado, impureza moral, ira divina y castigo.
Cualquier dios podía provocar la enfermedad mediante la intervención directa, el abandono del hombre a su suerte, o a través de encantamientos realizados por hechiceros. Durante la curación todos estos dioses podían ser invocados y requeridos a través de oraciones y sacrificios para que retirasen su nociva influencia y permitiesen la curación del hombre enfermo. De entre todo el panteón de dioses
Ninazu era conocido como "el señor de la medicina" por su especial relación con la salud.
El diagnóstico incluía, entonces, una serie de preguntas rituales para determinar el origen del mal:


En el museo del Louvre puede contemplarse un sello babilónico de alabastro de más de cuatro mil años de antigüedad con una leyenda en la que se menciona el primer nombre conocido de un médico: ¡Oh, Edinmungi, servidor del dios Girra, protector de las parturientas, Ur-Lugal-edin-na, el médico, es tu servidor![10] Este sello, empleado para firmar documentos y recetas, representa dos cuchillos rodeados de plantas medicinales.
La invasión
persa del año 539 a. C. marcó el final del imperio babilónico, pero hay que retroceder de nuevo unos tres mil años para hacer mención a la otra gran civilización del Próximo Oriente antiguo poseedora de un lenguaje escrito y de una cultura médica notablemente avanzada: la egipcia



El clima de Egipto ha favorecido la conservación de numerosos papiros con referencias médicas redactados con escritura jeroglífica (hierós, sagrado, y glypho, grabar, es decir, "las palabras sagradas") o hierática:
Los papiros de
Ramesseum (1900 a. C.), en los que se describen recetas y fórmulas mágicas.
El
papiro Kahun (1850 a. C.), que trata de materias tan dispares como obstetricia, veterinaria o aritmética.
El
papiro Ebers (1550 a. C.), uno de los más importantes y de los más largos documentos escritos encontrados del antiguo Egipto: mide más de veinte metros de longitud y unos treinta centímetros de alto y contiene 877 apartados que describen numerosas enfermedades en varios campos de la medicina como: oftalmología, ginecología, gastroenterología... y sus correspondientes prescripciones.
Este papiro incluye la primera referencia escrita acerca de los tumores.
El
papiro Edwin Smith (1650 a. C.), de contenido fundamentalmente quirúrgico.
La información médica contenida en el papiro Edwin Smith incluye el examen, el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de numerosas patologías, con especial dedicación a diversas técnicas quirúrgicas y descripciones anatómicas, obtenidas en el curso de los procesos de
embalsamamiento y momificación de los cadáveres. En este papiro se establecen por primera vez tres grados de pronóstico, de modo similar al de la medicina moderna: favorable, dudoso y desfavorable.
El
papiro Hearst (1550 a. C.), que contiene descripciones médicas, quirúrgicas y algunas fórmulas magistrales.
El papiro de
Londres (1350 a. C.), donde se entremezclan recetas y rituales mágicos.
Los
papiros de Berlín (el "libro del corazón") (1300 a. C.) que detallan con bastante exactitud algunas patologías cardíacas.
El
papiro médico Chester Beatty (1300 a. C.) recetario variado.

El papiro Carlsberg (1200 a. C.) de temática obstétrica y oftalmológica.
Dentro de las numerosas descripciones anatómicas ofrecidas por los textos egipcios hay que destacar las relativas al
corazón y el aparato circulatorio, recogidas en el tratado "El secreto del médico: conocimiento del corazón", incorporado en el papiro Edwin Smith:
El corazón es una masa de carne, origen de la vida y centro del sistema vascular (...) A través del pulso el corazón habla por los vasos a todos los miembros del cuerpo.


La mayor parte del conocimiento que se tiene de la medicina hebrea durante el primer milenio antes de Cristo proviene del Antiguo Testamento de la Biblia. En él se citan varias leyes y rituales relacionados con la salud, tales como el aislamiento de personas infectadas (Levítico 13:45-46), lavarse tras manipular cuerpos difuntos (Números 19:11-19) y el entierro de los excrementos lejos de las viviendas (Deuteronomio 23:12-13

Los mandatos incluyen profilaxis y supresión de epidemias, supresión de enfermedades venéreas y prostitución, cuidado de la piel, baños, alimentación, vivienda y ropas, regulación del trabajo, sexualidad, disciplina, etc. Muchos de estos mandatos tienen una base racional, tales como el descanso del Sabbat, la circuncisión, leyes relativas a la alimentación (prohibición de la sangre y del cerdo), medidas relativas a la menstruación, parturientas y enfermos de gonorrea, aislamiento de leprosos, e higiene del hogar

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