TRATAMIENTOS HERBARIO


Es un hecho que el principal flagelo de la moderna civilización occidental es la debilidad del sistema inmunológico. La sobre exposición del organismo a toxinas, pesticidas y químicos contaminantes, un sistema nutricional inadecuado, altísimas dosis de estrés y el uso indiscriminado de antibióticos y fármacos, completan un cuadro donde lo milagroso es que aún el ser humano sobreviva. Por ello no es de extrañar la proliferación de afecciones que afecta a nuestra sociedad y que obliga a cuestionar nuestra supuesta “mejor calidad de vida” con respecto al pasado.
Desde el síndrome de fatiga crónica o la raramente diagnosticada hipoglucemia, pasando por hipotiroidismo, diabetes, úlceras o arteriosclerosis, y llegando a sida, cáncer, leucemia, lupus, esclerosis múltiple o alzheimer; son todos indicadores que nuestro natural sistema orgánico de defensas se encuentra colapsado, en crisis. Es por ello necesario difundir y acercar todo aquello que ayude a recuperar la vitalidad de nuestro maravilloso sistema inmunológico.
Así como iniciamos nuestra actividad hace cinco años difundiendo el uso del propóleo, hacemos ahora espacio a este antiguo preparado herbario americano, que por sencillo, efectivo einocuo , y ha sufrido iguales o mayores campañas de descrédito por parte de quienes lucran con la salud humana.
No decimos que este tónico herbario cure enfermedades, ni que pueda convertirse en alternativa a los tratamientos convencionales. Simplemente lo estamos poniendo a su disposición, como un suplemento herbario natural que cada uno puede preparar en casa para potenciar su sistema inmunológico, desintoxicar su organismo y reestablecer sus niveles de energía.
La historia de este preparado herbario nace a inicios del siglo XX, aunque se trata de una sabiduría indígena americana mucho más antigua. En 1923 una enfermera canadiense llamada
Renee Caisse, observó que un paciente de su médico se había recuperado completamente de un cáncer terminal gracias a un preparado herbario que le había suministrado un sanador de la tribu Ojibway, en Ontario. Caisse visitó al chamán y éste le brindó abiertamente toda la información sobre la fórmula que su tribu venía utilizando desde la antigüedad.
El sanador le explicó que el preparado lo utilizaban para lograr el equilibrio, tanto espiritual como físico de su pueblo. La fórmula consistía en una mezcla de cuatro hierbas silvestres (bardana, olmo, ruibarbo y acedera) que preparadas de un modo determinado, lograban un mayor poder curativo que cualquiera de las hierbas por separado.
Con el permiso de su médico, Caisse comenzó a administrar el preparado herbario a otros pacientes de cáncer terminal que habían sido desahuciados por el sistema médico tradicional, notando que la mayoría se recuperaba. Caisse comenzó entonces a ocuparse personalmente de la recolección de las hierbas y de la preparación del tónico en su propia cocina, tratando a cientos de enfermos de cáncer. Bautizó al preparado como Essiac (su apellido invertido). Encontró que si bien en ciertos casos el tónico no podía deshacer daños severos sobre órganos vitales, al menos disminuía el sufrimiento y prolongaba la vida de los pacientes mucho más tiempo del previsto.


Para entender donde reside el poder de este sencillo preparado herbario, es importante comprender la acción de cada hierba, sin perder de vista la potenciación de efectos que se obtiene por su combinación. Precisamente Sheila Snow, una investigadora canadiense que trabajó con el Essiac, afirmó: “La bardana y la acedera son los principales responsables de la destrucción de las células cancerígenas, mientras que el olmo y el ruibarbo incrementan el flujo de la bilis y ayudan a la eliminación de las toxinas”. Según investigaciones del Dr. Chester Stock que trabajó 3 años con el Essiac, la acedera tiene la capacidad de amalgamar las células cancerosas, regresando aquellas con metástasis al lugar del tumor original.
El Dr. Julian Whitaker afirma: “Las terapias siempre debilitan el cuerpo y su resistencia celular, mientras que este preparado funciona en sentido contrario”, mientras que el Dr. E. Carson opina: “El progreso que se puede obtener y los resultados reales, así como la rapidez en la recuperación son maravillosos; no lo creería de no haberlo visto”. El Dr. Jim Chan de Vancouver explica: “El preparado contiene inulina, un poderoso modulador del sistema inmunológico que se adhiere a los glóbulos blancos (células T) y mejora su funcionamiento”. Por su parte el Dr. Bruce Hendrick de la Universidad de Toronto afirmó: “Estoy sumamente impresionado con su efectividad y con la ausencia de efectos colaterales”.
El Dr. Glum por su parte asegura que el preparado aumenta el nivel de enzimas, que se destruyen en pacientes con cáncer y sida. “Al elevarse el nivel enzimático y hormonal -afirma- también se eleva el sistema inmunológico, por lo que el cuerpo puede defenderse solo. Lo importante es que se utilicen las hierbas correctas, que sean cosechadas y secadas adecuadamente y que no hayan sido expuestas a contaminación química. En Estados Unidos las hierbas importadas son puestas en cuarentena y esterilizadas para eliminar salmonella y coli, irradiándolas y aplicándoles gas de óxido etílico.
Renee Caisse recolectaba y secaba personalmente las hierbas, y con el tiempo fue adicionando nuevos elementos a la fórmula original para ir potenciando el efecto del preparado. De lo que se puede estar absolutamente seguro es sobre la total ausencia de efectos secundarios, incluso en las dosis más altas que usaba Renee para determinados casos en que llegaba a 12 cucharadas diarias”. Pero veamos la actividad individual de cada una de las hierbas principales del preparado original.
Bardana (arctium lappa): Es la parte más importante de la formulación y sobre ella hemos publicado una monografía en nuestro número anterior. Es un poderoso purificante de la sangre y la linfa. Estimula la eliminación de toxinas, el funcionamiento hepático y el sistema digestivo. Contiene inulina, que fortalece órganos vitales como hígado, páncreas y bazo. También reduce la mucosidad y evita la formación de cálculos. Promueve el flujo de bilis y elimina el exceso de fluido en el cuerpo. Ayuda a remover infecciones del tracto urinario, hígado y vesícula. Su contenido en vitamina A y selenio ayuda a eliminar radicales libres y el cromo regula los niveles de azúcar en sangre.
Acedera (rumex acetosella o acetosa): Ha sido un remedio casero contra el cáncer durante mucho tiempo en Europa y América. Alivia las úlceras internas y aplicada sobre la piel ayuda a resolver problemas como eccemas y soriasis. Su riqueza en vitaminas y oligoelementos minerales, nutre el sistema glandular. Contiene silicio, elemento necesario para los nervios y la capa de mielina que los protege. Limpia la sangre y mejora la función de hígado y páncreas, estimulando el crecimiento de tejido nuevo. Reduce el daño causado por las quemaduras de radiación y aumenta la resistencia a los rayos X. Mejora el funcionamiento del sistema circulatorio, intestinal y respiratorio. Ayuda en la remoción de depósitos extraños en las paredes de los vasos sanguíneos. Aumenta el nivel de oxígeno en las células de los tejidos.
Olmo (ulmus fulva): Como tónico, fortalece órganos, tejidos y membranas mucosas, especialmente pulmones y estómago. El principal componente es un mucílago que contribuye a la eliminación de desechos tóxicos. Ayuda a nutrir y restaurar el plasma sanguíneo y la linfa. Promueve la curación rápida de quemaduras y laceraciones. Mejora el estado de la flora intestinal y calma el asma. También alivia la acidificación corpórea.
Ruibarbo (rheum palmatum): Actúa como laxante suave (estimula la secreción de bilis hacia los intestinos) y purga el organismo (especialmente el hígado) de toxinas y desechos. Contiene ácido málico, que mejora la oxigenación del organismo y estimula el proceso de curación. Posee una sustancia (rhein) que inhibe la acción de bacterias que provocan afecciones como la candidiasis en los intestinos. Ayuda a reducir la fiebre y la inflamación. Los estudios demuestran que posee propiedades antibióticas y antitumorales.
En nuestra tintura madre reforzada, hemos adicionado dos cortezas sudamericanas de probados efectos sobre el sistema inmunológico.
La uña de gato (uncaria tomentosa) es una liana de la selva andina que ha sido usada durante siglos por los indígenas a raíz de sus variadas propiedades. Es antiinflamatoria, antibacteriana, antioxidante, antiviral, diurética, depurativa, hipotensiva, vermífuga, antitumoral e inmunoestimulante.
Por su parte el lapacho (tebebuia ipe) es un árbol originario de Brasil y Paraguay, cuya corteza es muy usada en medicina popular. Se usa en enfermedades reumáticas por ser antiinflamatorio. Es depurativo general y se lo recomienda en afecciones de vías urinarias. Es hipotensor, aumenta los glóbulos rojos (contiene hierro), es tónico y fortalece las defensas.


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