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Hoy para el médico salud es ausencia de enfermedad y si no estás enfermo automáticamente se te clasificará como sano y por lo tanto no necesitas médico. Los antiguos chinos en su sabiduría mantenían con buena salud a sus pacientes que en caso de enfermar hacía perder credibilidad a su medico. Las consultas médicas "en serie" en lugar "de seria" se hacen con escasos cinco minutos donde el médico se limita a preguntar los datos personales y numero de afiliado a fin de llenar formularios que, entre otras cosas, servirán para pedir una gran cantidad de estudios complementarios que hacen imprescindible la labor profesional. Digo "imprescindible" por dos motivos: uno económico para el médico que suele recibir un porcentaje de los estudios, y segundo por haberse formado como un “lector” de estudios complementarios incapaz de arribar a un diagnóstico por otras innumerables formas mas rápidas, menos cruentas y muy económicas.
Los profesionales de la salud que se han visto transformados en empleados de compañías que les exigen la atención de un número importante de pacientes en poco tiempo, que le abonan sumas insignificantes de dinero por el acto médico más importante y el peor pagado, haciendo que el médico laborioso que se toma una hora por paciente difícilmente pueda pagar el alquiler de su consulta.Las compañías aseguradoras la salud no tiene ninguna previsión en sus tarifas, por lo que aún cuando el médico no encuentre nada anormal, deberá urdir un diagnóstico para la aseguradora.El actual sistema de salud es en realidad un sistema de enfermedad.Se practica una medicina que:* Trata la enfermedad y no la salud: solo reconoce la existencia del cuerpo físico, trata el síntoma y no la causa.* Mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia.* Estimula el consumo.Un síntoma es la manifestación física de un problema más profundo que no está a la vista. Nuestro cuerpo siempre está manifestándose a través de síntomas, suprimirlos no solo es una acción de ignorancia sino un acto peligroso. Los síntomas deben de ser interpretados y asistidos en sus orígenes.A pesar de ser nuestro organismo una máquina maravillosa que es la resultante de un aprendizaje milenario que sabe ajustarse a muchas condiciones, cuando éstas la desbordan, aparece el “síntoma”. Por ejemplo, la fiebre que es una manifestación de defensa contra una agresión, ordenada por el cerebro. En consecuencia es un síntoma de salud, ya que cuando más defensas más fiebre. La medicina oficial busca reducirla a normal cundo nuestra sabia naturaleza hace lo contrario. No se debe pretender hacer callar los síntomas -dolor, fatiga, malestar-, así como borrar las manifestaciones externas -fiebre, inflamaciones, tumores-; por no hablar de restablecer las cifras: colesterol, azúcar, calcio. Lo mismo se puede decir de querer “normalizar” los comportamientos como: la insumisión, la depresión, la ansiedad.Entendamos al síntoma como la punta de un iceberg que nos advierte de que algo no va bien ahí dentro. Intentar suprimir es como querer arrancar la punta del iceberg: no soluciona nada, por el contrario el suprimir hace perder tiempo y oportunidad, enraiza la enfermedad o enfermedades que aparecerán de otras múltiples maneras más complejas y se crean nuevas patologías con los químicos. Luego nos extrañamos de que el barco naufrague. Con cada intervención supresiva o extirpadora, desequilibramos más nuestro organismo que se mantiene a duras penas. Destruimos nuestra salud. Caemos enfermos.Ustedes me preguntarán: ¿por qué actúan así los médicos? Les respondo: porque es lo que se les ha enseñado. Se les ha enseñado la enfermedad y el respeto a los dogmas científicos. A lo que se le agrega el hecho de que el establishment se beneficia de este circulo cerrado que crea más enfermos.Somos producto de una sociedad materialista y encima tercer mundista que agrava más los problemas, pero con una importante ventaja: la crisis es una oportunidad.Aquellos que poseen dinero se encuentran mucho más atrapados en este sistema ya que creen equivocadamente que el mismo les protegerá ante las adversidades de la salud. Por el contrario, no solo son más apetecibles a que se les quite el dinero sino también la salud ya que no escatiman en consumir todo tipo de productos y someterse a cantidad de pruebas costosas, riesgosas y cirugías mutiladoras que bajo la cobertura de correctoras existen por doquier. Están enceguecidos no solo por su dinero e ignorancia sino por el destello de las presentaciones de los medicamentos y los destellos luminosos y acústicos de los sofisticados aparatos “modernos”. Destruyen su salud. Caen enfermos.A todo ello se debe agregar de que la medicina misma niega la esencia del ser humano: el espíritu. Y si sabemos que la enfermedad nace de las profundidades para manifestarse en la superficie, ignorar esta realidad es enfermar.Por otro lado, el materialismo-consumismo obliga a soluciones rápidas para las molestias físicas y entonces todo está a la medida: ¿qué esperamos de un médico que está formado dentro de una estructura materialista en su concepción y no reconoce, en nombre de la sacrosanta ciencia, más de lo que se ve, se toca o se mide? Fuera de eso, nada existe.Entendamos que la enfermedad -a excepción de las traumáticas- tiene su origen en el alma, se instala como problema en el cuerpo invisible y se manifiesta en el cuerpo visible. Conclusión: suprimir es crear un problema sin resolver y esta acción sale cara, ya que reaparecerá de forma constante con múltiples manifestaciones. A veces el problema se camufla, pero en cada oportunidad seguirá gritándonos, pidiendo atención y socorro. Cada vez gritará más fuerte, mientras nos empeñamos en hacerlo callar con medicamentos también cada vez más fuertes. Así hasta que el cuerpo no puede más y explota. Entonces llegan las prisas, el hospital, la cirugía, las interminables pruebas y el sistema nos traga. ¡Qué pesadilla!Causar enfermedades: las iatrogenias.Son aquellas producidas por el sistema sanitario. El sistema no contento con no sanar, enferma aún más.Las vacunas, que son un capítulo a tratar, agotan el sistema inmunológico de los niños y la lista de enfermedades es larga en una población inmunodeprimida. Los riesgos de las vacunas jamás se mencionan, ni se incluyen en ningún repertorio, a no ser que se manifiesten de manera aguda inmediatamente después de la vacunación. Países como los EE.UU. hacen sus estadísticas pero no son de divulgación masiva: más de 700.000 personas mueren anualmente por efectos secundario de los medicamentos. Un tercio de las hospitalizaciones se debe a los efectos nocivos de los medicamentos.
Los ejemplos abundan: hasta el embarazo, que es un acto fisiológico de plena naturalidad y normalidad, se ha convertido en un negocio de la medicina. En nombre de la necesidad de saber cómo va el bebé se realizan pruebas a la madre y se las somete a los parámetros llamados de “normalidad” que no deben se rebasados o alterados y pobre de ella si los parámetros no son ajustados o dudosos: comienza el infierno de las investigaciones, si el bebé no se ajusta al “orden”, se provocará el parto o se practicará la cesárea y a partir de entonces, y siempre en nombre de la prevención, todos los partos posteriores se harán mediante cesárea.Cada etapa natural de la vida de la mujer es tratada como una enfermedad: menstruaciones y síndrome premenstrual, conceptuando como enfermedad menopausia -el fin de las menstruaciones- para la que se proporciona a la mujer hormonas con objeto de prevenir complicaciones, trayendo con ello más complicaciones, ya que intentar prolongar lo que la naturaleza da por finalizado no solo es costoso sino riesgoso. Se dan reprimendas a las mujeres que no se realizan los estudios programados y con ello se dispara el miedo.Se medica a los niños rebeldes o que no cumplen las normas del estándar de la sociedad medicalizada: si se le declara hiperactivo, se le medica contra una enfermedad imaginaria.Las compañías farmacéuticas superan sus presupuestos en publicidad a los de investigación -aún cuando niegan hacer esto-. Como al hecho de que sus investigaciones están abocadas a productos rentables y no a nuevos productos que algunos enfermos necesitan imperativamente. Por supuesto que no cabe esperar que sean las compañías farmacéuticas las que informen al público de que las medicinas son causas de numerosas enfermedades, de un tercio de los costes hospitalarios y de bastantes muerte… impunes.Lamentablemente, a la hora de crear enfermedades donde no las hay, todos los miembros de la medicina convencional se dan la mano y seguro que hacen que te sientas enfermo. El poder económico ha tomado el control de la medicina con desastrosos resultados que conocemos y el que no está de acuerdo es acusado de hereje y charlatán, se lo hostiga o se le persigue e intimida de múltiples formas. La inquisición sigue viva y la caza de brujas continua en la actualidad.Hoy la salud de los pueblos está en manos de un gobierno mundial, se ha desposeído a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un gobierno mundial, no elegido, cuyo ministerio de salud es la OMS que a su vez es controlada por la banca internacional que simplificadamente declara: medicamentos y vacunas para todos. Para mayor confusión se presentan como salvadores y como nadie entiende ni jota, nos parece bien. Nadie osaría dudar de las buenas intenciones de la OMS, pero hay que saber quien controla a la OMS y la ONU.Los medicamentos.Puede que un médico no solicite siempre un análisis, pero difícilmente nos dejará salir de su consulta sin una receta para una o varias medicinas. Ningún médico sería “bueno” sin esa receta, perdería nuestra confianza, e iríamos a otro. Así pues, los médicos prescriben fármacos que nosotros dócilmente consumimos. Pronto aparecen los efectos secundarios y las complicaciones. Y volvemos al médico. Entonces, nos prescribe otro medicamento que contrarresta los efectos perversos del anterior. Y consumimos dos, tres y cuatro veces más. Es corriente ver personas mayores consumir hasta quince pastillas diferentes. ¡Van drogados por la vida!Conclusión.* Nuestro autodenominado sistema de salud es un sistema de enfermedad.* Nuestra medicina se ocupa exclusivamente de la enfermedad.* Nuestros médicos solo saben de enfermedad.* Pero: la enfermedad sale cara.* Así que pronto hay que encontrar otra solución.“La solución”.Según la medicina científica la salud es la ausencia de enfermedad. O sea, que estar sano es no estar enfermo. Todo parece muy lógico. Entonces ¿cómo explicamos una crisis cardíaca súbita en alguien cuyos análisis eran normales? Otro casos: una persona que con molestias desde hace tiempo se somete a todo clase de estudios y se le informa: "tranquilícese, todo está perfectamente bien, usted goza de buena salud"; y a la semana siguiente se muere repentinamente.Pregunta: ¿puede que alguien esté perfectamente bien un día y morirse al día siguiente sin mediar un accidente? ¿Puede pasarse de una salud perfecta a la muerte en un abrir y cerrar de ojos? Evidentemente, ustedes conocen la respuesta; sí.Pero no es así, si nos atenemos a la definición convencional de la salud.En consecuencia deberemos cambiar la definición de salud y definirla como un TERMÓMETRO O SALUD VARIABLE , en donde tenemos un espectro que va desde una zona blanca, o de salud perfecta, pasando por una gris hasta llegar a una zona negra donde no hay ninguna salud. Y el desplazamiento puede hacerse en ambos sentidos.Los cambios se pueden hacer en horas si sufrimos un choque emocional.El caso del paciente que murió “con buena salud” no gozaba de ella en absoluto, sin evidenciar su grave enfermedad. Cuantas veces hemos escuchado a alguien decir: “no me encuentro bien, pero he ido al médico y me ha dicho que todo está correcto”. ¿No tengo motivos para preocuparme? ¿Me ha mentido el médico?. No, su dictamen se ajusta a la definición de salud científica. Por eso la definición de salud termómetro se ajusta más a la realidad.La forma de valorar la salud nos brinda la clave.¿Cómo conocer nuestro gradiente de 0 a 100 en salud, muerte a salud perfecta?Del mismo modo que cuando se compra un vehículo usado se le somete a un chequeo que incluyen pruebas físicas: frenado, verificación de sistemas, historial -dueños, caminos por donde transitaba, cambios de aceite, si ha sufrido accidentes, etc-, que una vez reunidas las respuestas nos permitirá fijar el precio. En la salud aparte del examen físico y demás pruebas de laboratorio hay que evaluar:* Alimentación: comidas basuras, combinaciones, forma de comer, masticación, etc.* Sueño: horarios, duración, calidad.* Hábitos saludables o perniciosos: tabaco, alcohol, etc.* Trabajo -saludable o alienante, si hace un trabajo que le agobia-. Desempleo.* Actitud frente a la vida; negación de su yo profundo, deseos de complacer a los demás: gastritis, cáncer, muerte.* Objetivos en la vida: sin objetivo se hunden en la impotencia ante la cotidianeidad -fatiga crónica- y termina con psicofármacos o ingresado donde lo convierten en zombi.A pesar de todo, la información existe. Solo hay que saber buscarla y luego diagnosticarla.La definición de termómetro no solo permite diagnóstico, sino también hacer una mejora continua en donde pasamos de decir: no estoy enfermo a estoy sano, haciendo que me comporte según estos estados a mi antojo hasta que me llegue el colapso sin saber porqué. De esta otra manera obtendremos una comprensión más exacta de nuestro estado de salud y podremos prevenir catástrofes, y sobre todo mejorar indefinidamente.La óptica materialista muestra que la salud es una mercancía de usar y tirar como cualquier otra en el planeta, el camino está trazado y lo seguimos dócilmente. Padecemos un destino que aceptamos con sumisión mientras aguardamos la liberación final.Desde la óptica espiritualista, la vida terrestre es una etapa de nuestra vida eterna. Nuestro espíritu siempre ha estado y estará, y él es salud perfecta. En física cuántica el tiempo y el espacio son ilusorios. No existen. Sus corolarios -la enfermedad, la vejez, la muerte-, no existen. No pueden existir salvo que creamos en ellas. Somos nosotros lo que hacemos que existan.El estado de salud de nuestro cuerpo depende del estado de armonía con el espíritu. Si el cuerpo está acorde con el espíritu vibrará en su misma frecuencia y conocerá su salud perfecta y eterna, como la del propio espíritu. La salud mejorará constantemente, de día en día y de reencarnación en reencarnación. La misma muerte es una etapa de crecimiento.La elección entre las dos ópticas depende de nuestro poder interno para elegir, situado en lo profundo de la conciencia: el corazón. Donde mora el soberano quien regla y libera la emisión del caudal energético de nuestros cuerpos, en función de nuestro propio estado de salud. El espíritu ejerce una soberanía total sobre nuestro cuerpo.La enfermedad.Es el desacuerdo que se manifiesta con nuestro espíritu por no estar en la misma longitud de onda que impide la expansión por todo el cuerpo. La enfermedad es la manifestación física de un trastorno más profundo, que se percibe equivocadamente como desgracia, castigo, azar, agentes externos.La enfermedad es el lenguaje del cuerpo diciéndonos que se siente desgraciado, física y moralmente. Por ello cuando caemos enfermos debemos escuchar la información e incluso agradecer la oportunidad, oportunidad que nos damos a nosotros mismos.La enfermedad de la mente puede engendrar la enfermedad del cuerpo y viceversa. Por ejemplo, una tristeza puede llevar a un cáncer. Con la causa y el tratamiento ocurre igual: cuidar uno, mejora lo otro, y viceversa. A medida que una persona comienza a caminar recobra el ánimo. En este contexto, la enfermedad se comprende como la manifestación de un problema físico, emocional, mental o espiritual. La enfermedad solo hace de suministradora de la información, da la señal de alarma. ¡Menuda ventaja!, a condición de escucharla y saberla utilizar.Hacer un viaje en automóvil no está mal, pero hay que saber a donde se quiere ir para elegir la dirección. Para eso sirve la enfermedad. Cuando llevamos nuestro auto al mecánico se lo dejamos para que busque la verdadera causa, solucione el verdadero problema y prevenir la avería que nos dejaría inmovilizado. Usted le dice que se tome el tiempo necesario para arreglar ese problema y que no surjan problemas agregados.Por el contrario, cuando se trata de nosotros hacemos lo contrario: tomamos medicinas para hacer desaparecer los síntomas sin buscar las causas profundas y entonces volverán -iguales, peores, difusas, diferentes-, con el agregado de los efectos adversos hasta que nos averiemos de nuevo y la enfermedad nos obligue a detener nuestra actividad. Corremos para que nos operen o nos ponemos bajo tratamiento sin preguntarnos cuál es el origen de nuestra enfermedad. Sin embargo la información está ahí. Disponemos de todo el tiempo para pensarlo durante nuestra convalecencia.Pero ¿por qué pensar?Debemos pensar en los motivos profundos de nuestros trastornos que nos han forzado a detener nuestra vida. Debemos pensar en nuestro trabajo (¿es perjudicial para mi salud?), la relación de pareja, los hijos, los amigos, nuestras madre, padres (¿se aprovechan de nosotros? ¿nos tiranizan?, etc).La vida no es ganar dinero, la competitividad destroza.Si el fracaso nos apesadumbra. Si tememos miedos, culpas, celos, envidias, etc.Acusamos a todo y todos de nuestras desgracias, a la mala suerte , al cielo, al jefe, al mundo, a cualquier cosa exento a nosotros.Hablemos de la seguridad. Por qué soportamos tantos males por ella si es una ilusión!Ejemplo: la seguridad en el empleo. Cuantas personas son prisioneras de la seguridad salarial sin ser felices con sus trabajos. Entonces resisten con un dolor de cabeza, de espalda, depresión, mala digestión. El cuerpo grita que ya no puede más, que no le gusta ese tipo de vida, que aspira a otra cosa.Así se continúa, más vale enfermedad que inseguridad. Llega el día que cae lo suficientemente enfermo como para no poder trabajar o aguantar hasta el día de la jubilación, antes de morir en total seguridad. Pero murieron el día en que decidieron vender su alma a la seguridad en el trabajo.

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